martes, 11 de mayo de 2010

Lluvia por el sur



LLUVIAS POR EL SUR.

Tras semanas de lluvias donde no suele llover, los espíritus de la gente estaban anegados, oscuros, confundidos. Todos miraban al cielo, anhelando el sol que abrasa de costumbre estas tierras.

Día tras día, semana tras semana, la lluvia, por momentos, intensa, torrencial, incesante; repiqueteaba tras los cristales de sus hogares; no les concedía un mínimo respiro.

Por todos lados, las calles, las plazas y hasta los edificios, vestían negros mantos de agua. Había una enorme profusión de pequeños charcos y lagunas donde antes todo era asfalto, hormigón y acero.

Quince días, quince interminables días con sus noches duró el intenso aguacero.

Por fortuna, esa mañana, amaneció nublado, pero, sorpresa, hoy no llovía. Negras nubes amenazadoras cubrían el cielo, pero no llovía.

Raudo y veloz, Gustavo corrió desde su habitación al salón para poner las noticias, tenía que verificar la previsión del tiempo para esta mañana de frio y desapacible invierno.

En la televisión, una agradable joven, rubia como la cerveza, recitaba su letanía matinal.

“la previsión para hoy en Andalucía occidental es cielos cubiertos, con poca probabilidad de llovizna y temperaturas cercanas a los 12º C durante el día, que caerán hasta los 5ºC al caer la noche”

Una maliciosa sonrisa se dibujó en su rostro. Era el momento preciso, rápido, rápido, busquemos un hueco.

Gustavo se mordía los labios, presa de la impaciencia.


- Tengo que avisar a estos, los tengo que avisar inmediatamente, antes de que hagan otros planes.

Dicho y hecho, se lanzó como un loco a coger el teléfono. Marcó apresuradamente el teléfono de su amigo y compañero de fatigas, Rafael.

- Killo, sí, soy yo. ¿Has escuchado las noticias?, que no, que hoy no llueve. Venga, vístete, te recojo en quince minutos. No, no le he llamado, no te preocupes, ya le llamo yo, tú vístete, coge los trastos y te recojo en casa en quince minutos. Que sí, que no te preocupes, coge el que quieras. Seguro que hay barro, después de veinte días como no va ha haber barro. Que sí no seas pesado. El trípode también, vale. Bueno te dejo, voy a llamar a Nacho y te pasamos a buscar.


La conversación vuelve a repetirse con Nacho. Al final, Gustavo ha liado a sus dos amigos. Tras semanas sin poder coger la cámara, los tres parten raudos y veloces, con dirección a la sierra de Grazalema con un único propósito.

Mirar al mundo a través de un pequeño rectángulo. Recorrer caminos y veredas, lomas y altozanos, valles y vaguadas de la sierra de Grazalema en pos de una imagen, de la luz, de las nubes, de los colores, de las sombras…

¿Será una locura?. Probablemente, pero …..

¡QUE LOCURA MÁS BELLA VER EL MUNDO DESDE DETRÁS DE UN OBJETIVO!

1 comentario:

Esther Bahi f o t o g r a f i a dijo...

HOLA!!!!!!Periko.
Aquí la catalana,perdida.
Precioso relato, para una preciosa fotografia.
Estamos en contacto ahora através del blog,un saludo.